Escultura íntima: Ana Teresa Fierro

Las aportaciones de arquitectas, pintoras, escultoras y diseñadoras a la producción creativa del México moderno han sido objeto de importantes revisiones durante los últimos años. De reciente publicación, es posible mencionar títulos como La vida en el arte. Escritos de Clara Porset, compilado por Ana Elena Mallet; Eclipse de siete lunas de Dina Comisarenco, investigación sobre siete pintoras que participaron durante el origen y desarrollo del movimiento pictórico muralista; o Parpadeos, el texto colaborativo incluido en la última entrega de Re_vista -publicación digital del Museo Experimental El Eco-, con aportaciones de las historiadoras Rebeca Barquera, Elva Peniche y Natalia de la Rosa.

A éstos acontecimientos editoriales habría que sumar proyectos desarrollados en espacios expositivos tales como Indicios de una revuelta artística feminista en el Museo de Arte Moderno, Maternar en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo y más recientemente ¡Juntas! Manifestaciones feministas y apropiación del espacio público en la renombrada Galería Maria Luisa Dehesa Gómez Farías de la Facultad de Arquitectura UNAM, en honor a la primera mujer que obtuvo el título de arquitecto [sic.] en México, en 1930.

En este contexto es relevante comentar la exposición Ana Teresa Fierro. Estructura orgánica en busca de la libertad estética, una retrospectiva que recupera el trabajo desarrollado a lo largo de más de cinco décadas de una artista mexicana que transitó entre la producción individual y la labor docente, presentada en la galería Terreno Baldío. Conformada a partir de diferentes colecciones privadas, la muestra presenta una amplia selección de artes decorativas, pintura y escultura, así como una importante recopilación de materiales de archivo que permiten trazar su formación como creadora.

Motivada para desarrollarse como artista, Ana Teresa Fierro asistiría hacia 1948  a clases de pintura en la Universidad Femenina, un ambicioso proyecto educativo encabezado por la escritora y pedagoga Adela Formoso de Obregón Santacilia que reunió entre sus docentes a un grupo importante de artistas y arquitectos modernos. Reconocida por su talento, al término de ésta experiencia formaría parte del equipo para la ejecución de los murales del Hospital La Raza (1952) y del Teatro de los Insurgentes (1953), realizados en colaboración con pintoras jóvenes cuyos nombres es igual de preciso recordar: Nicolette Rouy, Estela Treviño, Violeta Bonilla, Graciela Ramírez y Rina Lazo.

Con el apoyo del Instituto Mexicano del Seguro Social, la artista sería becada para asistir en 1960 al Centre Éducatif d'Arts Appliqués en Francia, en donde descubriría el medio con el que trabajaría el resto de su vida: el esmalte sobre hierro. A su regreso en 1962, Fierro exploró exhaustivamente la técnica para llevarla de su aplicación comercial e industrial -única posibilidad hasta ese momento en México- al territorio de la artes plástica, un esfuerzo que se vería impulsado al convertirse en fundadora del Taller Experimental de Esmalte en la Antigua Academia de San Carlos en 1964, en operación hasta la actualidad en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM.

Acompañando dibujos y pinturas realizados durante la década de los años cincuenta -mismos que acusan una fuerte influencia de lo que se denomina como Escuela Mexicana de Pintura-, se presenta una serie de bocetos que dan cuenta del rigor compositivo no sólo en su trabajo pictórico, sino en su tránsito hacia la dimensión escultórica de la geometría y la abstracción. Sobre ello, Ana Teresa comentaría: “Empecé a trabajar volúmenes con montajes de esmalte sobre madera y eso me llevó a la forma, a la tercera dimensión. Entonces tuve que integrar el monocromo y trabajar las texturas”.

Éstos ensambles de madera tallada y placa de metal esmaltada ocupan un lugar preponderante en el proyecto expositivo. Las tallas -bloques de formas puras, fragmentos de objetos naturales y  ensambles geométricos- existen entre lo escultórico y lo pictórico, como volúmenes y superficies que podrían sugerir escalas diferentes a la propia. En un contexto en el que la dimensión monumental de lo que se denominó “geometrismo mexicano” monopolizó buena parte de la producción escultórica nacional, Liliane Hoth recordaba:

“En alguna ocasión, Teresa del Conde preguntó a Ana Teresa si sus piezas eran maquetas para ser convertidas en esculturas monumentales, a lo cual, Ana Teresa respondió con cierto sentimiento de incomprensión que sus piezas eran esculturas íntimas, sin ningún afán de ser agrandadas o convertidas en algo de mayor escala.”
Columna 1 y Columna 2, Ana Teresa Fierro, 1979, col. Martín Coronel Ordiales, registro Armando Canto / Terreno Baldío Arte

Finalmente, el espacio más representativo de la galería presenta la obra más relevante para lo que respecta al tema de ésta columna: una reproducción contemporánea del único proyecto mural comisionado a Ana Teresa Fierro. Construido entre 1972 y 1975, el antiguo edificio del Instituto Mexicano del Comercio Exterior -remodelado en 2018 y actual sede de la Secretaría de Economía- contempló la estrategia de integración plástica -para entonces superada-  como recurso para crear cierto atractivo plástico en el conjunto.

La solución estructural del edificio consistió en la construcción de un núcleo central y una serie de columnas perimetrales de las cuáles se apoyan las plantas libres de cada uno de los 20 niveles. Dicho núcleo central es aprovechado para alojar la circulación vertical principal, y fueron éstas superficies las asignadas para la realización del proyecto artístico.

Una serie de anteproyectos que acompañan la reproducción contemporánea sugieren la creación de tres composiciones de proporción vertical, las cuáles poseen una correspondencia formal directa con los trabajos realizados en esmalte sobre hierro. La pieza de mayor interés, no obstante, es una maqueta  que permite imaginar la intervención no sólo como una pieza abstracta de cierta monumentalidad, sino como un interesante ejercicio volumétrico que se habría resuelto a partir de alto y bajo relieves.

Maqueta para proyecto mural no realizado, Ana Teresa Fierro, (s.f), col. Martín Coronel Ordiales, registro Armando Canto / Terreno Baldío Arte

Desafortunadamente el mural de Ana Teresa Fierro sería cancelado -según lo comentado por Luis Equihua, por la presión institucional para entregar el edificio terminado-, y en su lugar se ejecutaría una obra de características formales y materiales similares aunque sin participación alguna de Fierro, sumándose a la larga lista de proyectos no realizados por mujeres artistas en diferentes espacios arquitectónicos.

Vista actual del cubo de elevadores. Fotografía de Fer de los Monteros, tomada de https://entrerayas.com/2020/10/torre-ejecutiva-de-oficinas-secretaria-de-economia/

Dada la gran cantidad de acervo documental presentado en la exposición, así como la disposición de la familia y alumnos de Ana Teresa Fierro por compartir y mantener viva su presencia, persiste la expectativa de que su obra pueda ser revisitada subsecuentemente en un trabajo de investigación que revise de manera detallada la vida y trayectoria de una artista y docente cuya figura ha dejado de estar ausente en la historia del arte moderno mexicano.

Vista de la reproducción del anteproyecto para mural de Ana Teresa Fierro en Terreno Baldío.