El Espacio es una Oportunidad

El Espacio es una Oportunidad

El espacio es una oportunidad que no se les da a todos: una pantalla, un clóset, una habitación, un escritorio; los metros cuadrados que te permiten llevar a cabo una actividad.

Me compré recientemente un escritorio, acomodé mi habitación y lo coloqué frente a la pared, a un costado de la ventana. Mide cincuenta y cuatro cm por un metro y tiene tres barreritas, enfrente y a los costados, para que no se caigan las cosas -límites.

Para colocar el escritorio necesito un espacio más o menos amplio, así que decidí mover la cama, libertad que consigo tener por el tamaño del cuarto. Libertad que, reconozco, no todos siempre tienen. — ¿El espacio es libertad? -.

Durante los primeros cuatro años de la universidad vivía con mis abuelos y con un primo casi diez años mayor que yo. Compartíamos cuarto: dos camas individuales pegadas, cada una con un buró del otro lado. El clóset ya estaba ocupado, los cajones también, mi ropa la guardaba en una maleta y los zapatos debajo de la cama.

R & E Bouroullec

Llega una edad en la que compartir cuarto con alguien puede ser perjudicial para tu desarrollo; aprendes muchas cosas, otras cosas, por supuesto, pero hoy, sentado y escribiendo sobre mi nuevo escritorio, me doy cuenta de la importancia que es tener tu propio espacio. Un privilegio. — ¿El espacio es privilegio? -.

El espacio es una oportunidad para la intimidad, la sexualidad, la amistad y la sociabilidad.

Una terraza para invitar a tus amigos o una habitación para estar con alguien.

Cuando uno se ve privado de esta oportunidad, de estos metros cuadrados y de esta privacidad, uno también se ve privado de otras cosas: desarrollo. — ¿El espacio es desarrollo? -.

Viví en Cancún por cierto tiempo, mi adolescencia y juventud temprana. Recuerdo, en la última casa que en la que vivimos -construida por mi papá para nosotros mismos- que, a mí, a pesar de ser el hermano de en medio, me tocó -acordamos- la habitación individual. Recuerdo, al igual que hoy, colocar mi cama en un rincón, acomodar el escritorio a espaldas de la ventana y en la entrada un librero con todos mis libros. Esa fue mi habitación y fue una oportunidad espacial tremenda para desarrollarme. En esa habitación pintaba, leía, escribía, aprendí a estar conmigo mismo, eventualmente, incluso, con alguien más. Aprender a compartir tu espacio y a ti mismo. En esa habitación me encontré.

De ahí fue cuando me mudé con mis abuelos, donde esa libertad espacial la tenía mucho más acotada y por lo tanto la posibilidad — ¿El espacio es posibilidad? — de otras cosas, entre ellas las mencionadas anteriormente. Sin embargo, aprendí otras cosas: orden, aprender a estar en la misma habitación con alguien de distintos hábitos; aprendí que el espacio para la lectura, la escritura o lo que fuera es un privilegio, una oportunidad que no debemos desaprovechar.

Por supuesto, uno se busca otros espacios, otros horarios — ¿El espacio es tiempo? -; uno busca la compañía y busca la soledad, y una casa -por lo menos esa- es lo suficientemente noble para ofrecer las dos.

Ahora, muchas de las carencias espaciales son realmente fallas circunstanciales: vivir con dos personas de ochenta años, dormir con una persona de 30, el espacio ahí está, pero las circunstancias no llegan a fomentarlo. — ¿El espacio es circunstancia? -.

Esto es en cuanto al espacio privado, ¿qué pasa cuando se aplican los mismos principios con el espacio público?