Empecemos con las ventanas

Las ventanas me han atraído desde hace un tiempo, me han hecho darme cuenta de la mirada que puedes tener a través de ellas. Creo que son espacios que enmarcan instantes, una narrativa que está ahí para quien quiera voltearle a ver.
Este hueco necesita algo que observar, mientras que el momento que muestran, necesita alguien por quién ser visto, establece una comunicación real y de simpatía con el exterior, al final a través de ella, decides la escala de tu interacción con tu alrededor.
Es un intercambio constante de datos que se lleva a través de los sentidos, nos permite ver, escuchar, oler, imaginar, y al igual que nos da esta posibilidad, le otorgamos de esta forma al otro lado la oportunidad de que conozca lo mismo de nuestro espacio. Es un dialogo, una pantalla, un espejo, un portal, un misterio, la historia que te cuentas cuando le observas.
No es solo un vano en una superficie, va más allá que eso, es la decisión consciente de como elegimos interactuar entre el exterior y el interior, es como te permites traer el espacio externo que te rodea, a la intimidad de tu espacio sagrado, y viceversa, lo que le decides compartir de ti.

