NOTAS

VERDADES INCÓMODAS Y PASANTÍAS FORZADAS

Durante el transcurso de las últimas semanas, cientos de estudiantes tomaron las redes para evidenciar injusticias dentro de distintas universidades de arquitectura, mostrándonos cómo estas instituciones condonan y se benefician a base del trabajo de sus estudiantes en el área profesional.

POR SOPHIE CASAB

01 DE ABRIL DE 2022.

FOTO: CORTESÍA DE LA AUTORA

El pasado 23 de marzo, se llevó a cabo una “mesa redonda” entre estudiantes, maestros y algunos directores de la universidad de arquitectura Sci-Arc, ubicada en Los Ángeles. Probablemente no nos hubiéramos enterado de este pequeño evento si no fuera por algunos comentarios alarmantes por parte de los docentes. Tomaron el control de la conversación para defender y justificar los trabajos que “pagan las cuentas” acompañados de semanas laborales largas, todo con el fin de tener experiencia antes de comenzar un posgrado, recitando finalmente sin pena que la felicidad radica en que tu trabajo y tu vida prácticamente se vuelvan uno mismo. - y en teoría, esta idea donde disfrutes tu labor no es para nada descabellada. En realidad lo que orilló a los estudiantes a condenar en redes este discurso radicó en que estos mismos maestros llevan a cabo una práctica en donde los estudiantes laboran para ellos de manera gratuita. La única “compensación” que pueden prometer es el ya conocido crecimiento laboral y personal, que pocas veces se cumple. De esta manera, se aprovechan del conocimiento y tiempo sus mismos alumnos, notando una falta de ética además del conflicto de intereses.-

A todos aquellos que hemos estudiado una carrera de diseño y arquitectura nos ha tocado el discurso tóxico en el cual nos amenazan que si no aguantas horas largas y mucho trabajo, NO estás hecho para la carrera y consecuentemente sus presiones en la vida “real”. Pero es evidente que dentro de nuestros talleres en la facultad, los mismos maestros son aquellos jefes que nos prepararon para tolerar injusticias, siendo la más grande el mantener su despacho a base del trabajo sin remuneración económica. Se vuelve una situación donde el jefe y el maestro nunca pierden, un “loop” sin fin. 

Recuerdo a mi profesor de tesina que mil veces exclamó que le salía más caro ir a dar clase que lo que realmente ganaba monetariamente. Sin embargo, no dudó en “emplear” a dos de sus alumnos durante el verano con una paga casi nula. Tan gratis entonces no creo. 

Es verdaderamente el amor al arte aquello que los lleva a presentarse a su facultad, o ¿es el deseo de encontrar a alguien digno de su tiempo y su enseñanza? O peor aún, ¿lo hacen para mantener sus firmas y despachos?, aquellos lugares donde llevan a cabo proyectos que si no fuera por ahorrarse sus sueldos, no serían rentables. Nos han convencido que los trabajadores no remunerados, son un mal necesario en la búsqueda del arte.

La condena en redes por parte de los estudiantes de Sci-Arc abrió un camino para poder dar voz a las injusticias que se toleran desde universidades en Canadá y Reino Unido donde se repite la misma historia. En estos países se le denomina “work integrated learning” donde se expone a estudiantes con trabajos y proyectos necesarios para su titulación sin importar el grado de estudios. Esencialmente, los estudiantes pagan una colegiatura para trabajar. 

Como futuro dentro de este sistema donde algún día tomemos la batuta en una nueva generación con nuevas reglas, nuestra responsabilidad radica en continuar alzando la voz y eventualmente cambiar las cosas desde muy adentro. Al igual que todos los movimientos que encontramos en nuestro día a día, no se debe permitir que esta era de la inmediatez, se desvanezca. No se trata de un mal profesor, una institución, un director, un despacho. Las palabras y quien las ejerce se deben cuestionar como una misma norma que merece un cambio. Si como arquitectos llevamos la definición de nuestro trabajo a otro plano, podemos buscar e idear con creatividad un futuro distinto y romper reglas. Finalmente a eso nos dedicamos, a buscar alternativas donde el ser humano pueda ejercer su vida con libertad y una calidad de vida digna.