NOTAS

MALCRIADO

POR ALEXIS LEVY

2 DE OCTUBRE DE 2023.

FOTOS: CORTESÍA DE MALCRIADO

Soy una persona bastante rutinaria, generalmente tengo ideas muy rígidas sobre la forma en la que tengo que hacer las cosas. Una vez que un hábito entra a mi vida, deshacerme de él me parece bastante difícil. Quien me conoce sabe que cuando escribo, generalmente lo hago desde el ENO (link de articulo); voy a la misma hora, me siento en la misma mesa de siempre y me tomo mi masala chai con leche de almendra. Solo así, mi mente entra al estado de inspiración y concentración que requiere para plasmar en palabras todo lo que alberga. Quien sea así, un poco obsesivx y un tanto protocolarix, sabe lo difícil que es lograr lo mismo en un ambiente ajeno al habitual. Hoy estamos haciendo el intento; hoy escribo desde un café diferente. Sí, a la misma hora y desde la mesa más parecida a la usual, pero bueno, un pasito a la vez.

Escribir sobre un lugar requiere un alto grado de compromiso con aquellos que van a leerlo, pero un compromiso aún mayor con el lugar mismo. Escribir sobre un lugar que no frecuento o conozco a una medida considerable me parece además de complicado, bastante hipócrita. Así que aquí me tienen, tomando un chai caliente, disfrutando de un avo toast y un ambiente diferente, pero bastante acogedor e intentando darles la misma calidad de siempre, desde otro lugar. Creo que sí podemos lograrlo.

Malcriado, mi taller de escritura del día de hoy, es un lugar en la Condesa con una vibra muy especial, digo lugar porque no me gustaría ponerle el adjetivo de café, restaurante o bar, ya que tiene un ambiente tan flexible y ambivalente que funciona como un todo a la vez. Se transforma conforme pasa el día, pero se transforma contigo también.

Platicando con Bobi Michelsen, arquitecto y socio de este espacio, me platicaba que el nombre tiene varias connotaciones, una de ellas es que “malcriado” es una palabra muy mexicana (no tiene traducción directa al inglés, por ejemplo) y eso hace que tenga una vibra muy local. Por otro lado, la palabra misma tiene sus propias ambivalencias: “malcriado” tiene 2 significados que con un enfoque igual de poderoso, se alinean con el estilo del lugar mismo; ser “malcriado”, puede relacionarse con ser consentido, mimado y mal acostumbrado y eso es justamente lo que pasa aquí por las mañanas; Malcriado te acoge, te trata bonito, te deja ser, te consiente y te malcría a su manera. Conforme avanza el día, Malcriado se transforma; la vibra, la comida e incluso la música (elegida por el famoso DJ y productor musical de Trip Tease, Carlos Salame, también socio del lugar) cambia. 

Valeria Velásquez, la chef encargada de la deliciosa comida, me platicaba que incluso hay un horario de comida “muerto” (de 12 a 1pm, para que eviten ir a comer a esa hora) ya que tienen que montar una cocina nueva y así lograr esa metamorfosis tan bien orquestada y organizada. Con la entrada de la tarde, la connotación de “malcriado” se vuelve diferente, ahora su definición es la de alguien mal portado y rebelde (esta faceta me encanta, jajaja). Con eso la música sube un poco su tono, la oscuridad va brindando esa confianza de la intimidad, los cafés mañaneros se convierten en vinos y mezcales, las luces se vuelven tenues, las pláticas hacen mayor eco y las miradas se vuelven más intensas.

De hecho, su mismo logo tiene 2 facetas, la de malcriado y la de mal-criado. Las dos bellas, homogéneas, partes de un mismo ser. Quizás algo similar a lo que pasa con todos nosotros; mismos entes, llenos de facetas individuales y muy diferentes que nos convierten en un todo muy completo y especial. Valeria me dijo que su sueño era hacer un “all day café” y creo que no solo lograron eso, sino que lograron un “all day everything”.

Ahora que lo pienso, realmente conozco pocos espacios así en la CDMX; ser exitoso en todos los momentos del día y cumplir las expectativas de una clientela tan variable no es algo nada fácil de conseguir. Es por eso que tener un equipo experto en cada una de sus áreas es indispensable para lograr la homogeneidad que sólo se hace posible con mentes diferentes que se alinean y que otorgan confianza mutua y ciega.

Así que, como su insider, voy a platicarles cómo este lugar logró el gran éxito que tiene a sus escasos 4 meses de apertura. Ningún negocio es bueno sin cabezas innovadoras y perseverantes que siembren la primera idea; Isaac Cherem y Carlos Salame, dueños de otros restaurantes y pioneros en su propia área. Ellos parten con la idea inicial de un lugarcito en la Condesa con esta vibra acogedora y rebelde, un lugar ambivalente, flexible e icónico. Es entonces cuando el estudio MONONOM y Bobi, se unen al equipo con la idea de tangibilizar este concepto; con un diseño muy casero, paredes naturales, maderas cálidas y mobiliario innovador y flexible, con lo cual logran un ambiente que abraza y refugia. 

En una entrevista que le hice a Bobi, me platicaba lo importante que era para él prescindir de las terrazas exteriores de madera que se han vuelto tan populares a partir de la pandemia. Me explicó que para ellos era fundamental tener libre visibilidad y completa conexión con la calle (aunque el espacio ya se volvió parte de la banqueta misma jaja). De esta manera, el ambiente se puede apreciar si vas en el coche y el contacto que tiene con la ciudad es mucho más natural y convergente. La parte visual fue desarrollada por Plan Scussi, encargados del namming y estilo gráfico, fungieron como parte esencial en la identidad y alma de este espacio. Y por último, pero no menos importante, el equipo de cocina y los encargados del servicio del establecimiento siempre son atentos, amables y a veces, un poco “malcriados”. 

*Pedí mi chai frío y llegó caliente, pero no importa, es parte de la magia; dejar que Malcriado, me malcrié.

Otro aspecto que me parece interesante resaltar del diseño es la posibilidad de transmitir diferentes experiencias. Malcriado busca aportar anécdotas a sus visitantes, así que, en cada una de sus partes se viven ambientes muy variados. En el “espacio de espera”, la terracita que está junto a la calle, Bobi transformó la idea de “esperar” a través de una banca juguetona en forma de serpentina que convierte la espera en algo mucho más allá de eso; una experiencia en sí misma. Incluso varios clientes prefieren sentarse ahí que en las mesas “normales” porque el espacio es igual de acogedor y bastante auténtico. La siguiente parte de Malcriado; el espacio posterior a la zona de “espera”, cuenta con un mobiliario diseñado por el mismo Bobi y la diseñadora industrial, Bárbara Ramirez que con una mezcla de mesas de acero y sillas de madera clara, generan un ambiente flexible y relajado (las sillas están diseñadas para apilarse y guardarse durante la noche). Por su sencillez y sutilidad, se fusiona con la banqueta como si fuera parte de la misma. Bobi me platicó que le encanta ir a Malcriado por las mañanas, cuando apenas abre, porque en tan solo unos minutos, entre el acomodo de mobiliario, los cubetazos de agua y el sol naciente, el espacio, la banqueta y la calle completa se transforman y Malcriado vuelve a ser parte de la ciudad.

Finalmente, en el espacio más “privado” está la cocina, de estilo abierto y diluido. Esta te permite observar cómo se le da vida a todo lo que consumes, haciendo referencia al famoso dicho: “para que te metas hasta la cocina”. Valeria, la chef de origen colombiano, me platicaba que el menú está pensado para ser inclusivo y sin pretensión. Con un espacio de cocina reducido, eligió platillos de estilo gourmet, abiertos a todo tipo de comensales para poder darle a los clientes la mejor comida sin comprometer la calidad y el servicio. Malcriado es un café de todos: los chefs, los socios, los meseros, los comensales, los transeúntes, los vecinos y hasta los chismosos.

Para terminar quiero platicarles algo muy bonito que me contó Bobi y que no quiero dejar de mencionar; cuando se plantearon realizar Malcriado, se realizó una restauración completa del edificio. Durante los trabajos de estucado y pintado encontraron una florecita grafiteada que no quisieron quitar, así que cuando vayan, no dejen de observar ese detallito tan bonito (del lado derecho). Para mí, representa la idea de la ciudad como un ente que se transforma y se regenera, que nunca muere, pero siempre vuelve a nacer. Es como una fachada, llena de capas diferentes, pero con una estructura como alma sólida. Una fachada que siempre acoge una nueva piel como símbolo de su propia evolución, pero que nunca pierde esa florecita que es su esencia.

Hoy regreso a mi casa después de un desayuno bien servido, un chai malcriado, la “hora de comida muerta”, el llegar de la clientela nueva y sobre todo con el cometido cumplido. Regreso habiendo dejado que Malcriado me malcrie un poquito por la mañana y haber sido testigo del llegar de la tarde. Espero poder regresar por la noche para dejarme mal-criar un poquito más :)