NOTAS

La falta de representación es un factor común para las mujeres en prácticamente cualquier medio, pero ¿qué sucede específicamente en estas carreras en las que más del 50% de las egresadas de universidades son mujeres, pero solo alrededor del 20% llega a puestos de dirección creativa? Mujeres talentosas se están graduando de escuelas y están listas para ser contratadas, los números no cuadran. ¿Qué pasa en el camino?

POR NATALIA AUZA

01 DE OCTUBRE DE 2021.

FOTOS: ENRIQUE R. AGUILAR

Puedo empezar por la educación, la cual se enfoca en desarrollar habilidades técnicas y teóricas, todo es muy neutral en cuanto a género. Pero incorporarte al mundo laboral requiere navegar todas las áreas grises, como negociar salarios, balancear la vida familiar, proyectar seguridad en un mundo que para muchas de nosotras no es alentador. La mayoría no estamos preparadas para ese mundo, no importa qué tanto talento tengas en habilidades técnicas. 

En el mundo laboral, las mujeres no solamente necesitamos “un puesto de trabajo”. Esto sugiere que el problema viene de que las mujeres no trabajan suficiente para llegar al éxito, es especialmente importante en una cultura que ya demanda demasiado de nosotras. Para ser una mujer exitosa no solamente debo de tener logros académicos y profesionales para probar que valgo suficiente, también debo de verme impecable haciéndolo, cuidada y atractiva, pero no tanto que pueda intimidar o peor aún, provocar, a mis colegas y clientes. No debo descuidar a la familia o a mi pareja si es que tengo (de preferencia hay que tenerla porque si no eres fría y egoísta), pero tampoco puedo dejar que esto interfiera con mi trabajo ni mi vida social de la oficina. Debo de tener TODO bajo control, incluso mis emociones , debo de demostrar que soy segura de mí misma, pero al mismo tiempo ser sumisa con mis jefes...y la lista puede seguir. Estos factores no solo ponen más presión en las mujeres, si no que además omiten al responsable (el sistema patriarcal y las personas que lo mantienen). 

Esto no quiere decir que mis retos generales sean diferentes a los de los hombres en el medio, pero nosotras tenemos un estigma machista encima. Estoy segura de que mis colegas hombres no escuchan comentarios no deseados al llegar a una fábrica, al taller o a la construcción. Estoy segura de que en la ferretería, la imprenta y la obra no se les cuestiona su habilidad o conocimiento por el simple hecho de ser hombres. No tienen que pensar si su ropa de trabajo es apropiada, si dará la imagen “equivocada”, o si hará que no los tomen en serio.  A la mayoría de los hombres que conozco nunca les han dicho que su trabajo es demasiado “masculino” y eso va a ser percibido como algo menos profesional o devaluado. Y bueno, el simple hecho de tener que menstruar en espacios que ni siquiera están pensados para hacerte la vida más fácil en esos momentos (¿cómo dice la frase? “Anything you can do I can do bleeding?”). 

¿Qué sucede en nuestro inconsciente cuando la mayoría de las personas que nos rodean en el espacio laboral son hombres? Trabajadores, ingenieros, constructores, jefes. En tantas ocasiones, trabajamos con puras compañeras pero todos nuestros jefes son hombres, no podemos aspirar a ser lo que no podemos ver.

Esto nos lleva al gremio de selección de premios, de nuevo, generalmente controlado por hombres. Muchas veces la pregunta es, ¿por qué no hay tantas diseñadoras exitosas?, cuando la pregunta debería de ser, ¿por qué no sabemos de ellas? El premio Pritzker, que inició en 1979, tardó 25 años en galardonar a una mujer, Zaha Hadid en 2004, la única que había recibido el premio sin un compañero hasta el año 2020. La Bauhaus se pronunciaba abiertamente en contra de la formación de mujeres. Esto puede parecer anticuado, pero en realidad no es tan lejano, no son casos aislados y si lo analizamos, ¿cuál ha sido el cambio radical? Si bien, hay “acceso” a la educación y somos “libres” de trabajar en cualquier medio, los discursos machistas siguen estando presentes y nos siguen limitando.

El problema se acentúa conforme las mujeres avanzan en su carrera profesional. ¿Por qué las cifras de mujeres egresadas y profesionistas empiezan a aminorar cada vez que se acercan más a posiciones de autoridad? En muchos casos tiene que ver con el tema de una vida familiar, el hecho de que como mujeres tengamos que elegir entre ser profesionistas o madres, o vivir juzgadas por tratar de hacer las dos cosas al mismo tiempo y no lograrlo a la perfección. Cuando gran parte de las actividades que contribuyen al éxito profesional suceden fuera del horario laboral, las mujeres que normalmente son las cuidadoras principales de sus entornos empiezan a tener una desventaja. Los mezcales después del trabajo con colegas, las comidas y cenas con clientes, la invitación al cumpleaños del jefe, etc. Incluso en despachos y ambientes de trabajo “más progresistas” es común que las mujeres tengan que lidiar con factores externos. Existe todavía un machismo normalizado de clientes, colegas y proveedores que tienen cierta resistencia a tratar a las mujeres como iguales. Pero la exclusión y la falta de seguridad viene desde mucho antes; los papás que no se toman tu trabajo en serio, el esposo que espera que dejes tu carrera para formar y cuidar una familia, y en México factores como la inseguridad en espacios como el transporte público, lo cual limita la movilidad de tantas mujeres. Esto sin mencionar a las miles de mujeres que ni siquiera pueden acceder a una educación profesional.

Debemos de entender que el sexismo laboral no sólo son hombres acosando a mujeres, también son violencias y opresiones más sutiles. Cuando le damos voz a otros creativos, ya sea de hablar en un congreso, de tomar el protagonismo en una presentación con un cliente, entre otras muchas cosas, estamos sembrando un precedente y declarando que su perspectiva tiene valor. Si la mayoría de las personas en el escenario son hombres, estamos implícitamente sugiriendo que la perspectiva más válida es la masculina.

Visibilizar cifras sin ninguna solución no hace que el problema desaparezca; cuando la representación de grupos marginados se convierte en una estadística muchas veces se vuelve complicado buscar soluciones puntuales e internas. Si compartimos imágenes y frases de empoderamiento femenino, somos “feministas”, pero seguimos fomentando, reproduciendo y dejando pasar actitudes misóginas en nuestros entornos, en realidad sólo estamos tapando el hecho de que somos parte del problema. Si en despachos hablamos orgullosamente de que tenemos equipos compuestos por puras o casi puras mujeres, porque son más “comprometidas”, pero en realidad nos referimos a que son más sumisas o más dispuestas a aguantar condiciones laborales no favorecedoras y no generamos un plan de acción para que el entorno de trabajo realmente cambie por y para ellas solo estamos “economizando” la visibilidad. 

La mayoría de nosotros contratamos desde nuestras pequeñas burbujas. Cuando analizamos los jurados de las competencias, los ponentes en congresos, y puestos de trabajo en general siendo liderados por hombres blancos no puedes evitar cuestionarte su verdadero efecto. El hecho de que haya que generar espacios exclusivos para mujeres en el 2021, o que sea un factor de celebración ver mujeres en espacios de liderazgo dice mucho de en dónde estamos. No debería de ser así, pero aquí estamos. La próxima vez que veamos la celebración de un momento de empoderamiento de la mujer, cuestionemos cuál es realmente el problema. Tal vez te des cuenta de que no es la falta de seguridad, de ganas o capacidad, sino tú mismo fomentando este sistema que nos limita. Creo que el cambio no vendrá a raíz de leyes, vendrá desde el entendimiento y cuestionamiento de cómo nuestro comportamiento individual o de nuestro círculo directo contribuye a estos estereotipos. 

Leí que las personas en el poder normalmente son analizadas cuidadosamente por los oprimidos y no al revés. Todavía tenemos el elemento de sorpresa, si no se espera que seamos fuertes, capaces, seguras y ambiciosas, lo podemos utilizar a nuestro favor. 

En una industria que se jacta de ser progresista, nos debemos a nosotras y nosotros mismos una evaluación interna honesta y crítica para ver quién está realmente trabajando por un cambio. ¿Qué estoy haciendo yo desde mi propia trinchera? 

Yo tuve la suerte de crecer en un entorno que me facilitó ser lo que he llegado a ser, crecí rodeada por mujeres (y hombres) que me demostraron que mi voz importa, crecí en un entorno que me dio las herramientas y las oportunidades para desarrollarme y escoger mi camino.

Esta aceptación me permite ser consciente de que no todas las mujeres tienen estas posibilidades y que me toca ver por ellas. Pero también he entendido que el feminismo en el ámbito laboral (y en todos lados realmente) se puede ver de muchas maneras, porque a todas nos toca vivir distintas violencias. Están las que deciden ser madres y las que no, las que deciden trabajar con sus parejas, las que deciden ser abiertamente políticas y activistas y las que deciden serlo silenciosamente. El éxito profesional no se ve siempre igual, pero el punto es crear un entorno en el que cada quien pueda vivir sus aspiraciones libremente.

Es importante como mujeres mexicanas estar conscientes de los diversos contextos para entender que no porque nosotras hayamos crecido libres todas lo son. Yo sé que en México el color de mi piel y verme como me veo me ha dado una ventaja innegable. No reconocer eso es otra forma de discriminación.

Creo que el avance de las mujeres en el medio depende mucho de las mismas mujeres, para bien o para mal. Los hombres nos han demostrado continuamente que no están listos para desprenderse del sistema patriarcal que los beneficia. Es alentador ver que estas dificultades y limitantes están creando una generación de mujeres empáticas, sororas y solidarias con un sentido de responsabilidad social. Los cambios más significativos han sido gracias a las mujeres que han logrado escalar y extender una mano a las generaciones más jóvenes y a las menos privilegiadas.

El diseño deconstruye para encontrar una nueva manera de ver o hacer las cosas. Por mucho tiempo el mundo del diseño se ha jactado de ser un medio progresista y una herramienta al servicio del cambio. Debemos de aceptar la responsabilidad que esto conlleva.

*Después de que Natalia escribiera este artículo, le pedimos que diseñara la edición especial de paliacates que aparece junto a este artículo. Vendimos esta serie de 40 paliacates como recordatorio de la importancia y la urgencia de voltear a ver estos temas.

MUJERES EN EL DISEÑO