NOTAS

LO QUE NADIE TE DIJO DE LA VIDA LABORAL

POR LORENZA SIERRA

ENERO 2022.

FOTO: ENRIQUE R. AGUILAR

“El mundo creativo no paga bien”

“Vas a conocer a muchísima gente que se parezca a ti”

“Espérate a tener por lo menos dos años de experiencia antes de irte de maestría”

“Las oficinas que hacen arquitectura de autor son las mejores”

“Nada de lo que viste en la carrera te va a funcionar en una oficina”

“Te vas a dedicar a algo completamente diferente de lo que te imaginas”


¿Además de estas frases qué fue lo que tanto escuchabas antes de salir de la universidad? La vida profesional de un arquitecto puede empezar para muchos desde tercer, quinto semestre, aunque muchos digan que es imposible. Así lo fue en mi caso, quinto semestre con un sueldo de 2k pesos mensuales, en donde pagaba más de estacionamiento y gasolina que lo que ganaba al mes. Resuenan las palabras de mi exjefe durante la entrevista, “no contrato estudiantes porque no les da tiempo de estudiar y trabajar al mismo tiempo, pero puedo hacer una excepción”. Tuvo razón. En ese momento apliqué porque sería mucho más fácil entrar como becaria a una oficina que admiraba tanto, que en 3 años cuando tuviera mucho mayor competencia. Hoy me rio de mi plan de “hacer carrera dentro de ese despacho” y poder llegar a un alto puesto un par de años después de graduarme de la universidad. No tardé ni 3 meses en darme cuenta que era todo lo que no quería en un trabajo y mi exjefe era todo hacia lo que yo no aspiraba.  

Me gradué como muchas otras personas con un amor-odio hacia la arquitectura. Lo único que tenía claro era que quería seguir en el medio, pero no ejercer como arquitecta. Soy una persona extremadamente inquieta, si no tengo una siguiente movida en la cabeza mi ansiedad se dispara. Intercambios, cursos, planes de maestría, un sinfín de portafolios, son lo que mantienen mi paz mental. Hasta que llegó MENTES, podría decir que es lo más estable que ha llegado a mi vida, incluso mayor que cualquier relación (los que me conocen se reirían). Lo que más agradezco de este proyecto es la claridad que me ha dado. Contrario a muchos arquitectos que no saben qué hacer con su vida acabando la carrera, yo tuve una dirección. 

Si sigues leyendo esto es porque probablemente te sientas identificado, todos hemos pasado por ahí y lo entiendo tan bien que por eso empecé MENTES. Independientemente de la presión social, no tiene nada de malo no querer ejercer como arquitecto después de 5 años de estudio, se le puede dar una dirección distinta a tu carrera dentro de la misma disciplina y lo he comprobado durante el último año y medio. 

Pero no todo acaba ahí, puedes tener una dirección y conseguir el trabajo que algún día pensaste que nunca tendrías y pensar que todo está resuelto, hasta que llega la DESILUSIÓN. No es sorpresa el alto nivel de rotación en despachos de arquitectura de autor, en donde la gente que mayor tiempo tiene no pasa de los 3 años o 5 en casos excepcionales. Aún así, la gran aspiración y el sueño de muchos es ser parte de estas oficinas. Es inimaginable la cantidad de portafolios que llegan a la semana a uno de estos despachos, por lo menos es lo que vi durante el año en el que trabajé como Coordinadora de Medios en Frida Escobedo. 

Lo que más me llama la atención de todo esto es la cantidad de personas que aplican sólo por ser parte de estas oficinas, sin claridad alguna de cómo les podría aportar ser parte de ese equipo o de qué forma enriquecería tu carrera profesional como individuo, sino más bien por el orgullo de agregar un par de renglones más a tu CV. Lo papeles hablan de más, nos llevan a la comparación y a la competencia, pero al final tú eres el único que sabe que tanto te llena tu trabajo y de que manera te reta en tu día a día, mi único consejo es que si esto no está pasando te salgas de ahí, porque por más cliché que suene no hay mal que por bien no venga. 

La realidad es que todo es experiencia, al final el equivocarse o desilusionarse con aspiraciones o idealizaciones nos dan claridad hacia adelante. Hoy en día puedo decir que muchas cosas de las que hice no me sirven de nada en mi día a día, como mi desviación hacia el diseño de interiores o las muchas clases de construcción e isostáticas, pero si me hicieron la persona que soy hoy, me han hecho acotar mis planes hacia adelante y han hecho que las decisiones que tomo tengan un mayor sustento y una verdadera justificación en cómo se alinean con lo que más disfruto. 

El trabajar con cualquiera que en algún momento admiraste y te acabó decepcionando o el tener una probadita del mundo del que algún día querías ser parte y saliste corriendo te hace CRECER. Te puedo decir que de eso se trata la vida laboral y profesional, de equivocarse, desviarse y al final regresar al camino que te llene y te haga feliz.